Asimilación Socioeconómica de los Jóvenes de Origen Mexicano en Estados Unidos: Una Perspectiva Sociodemográfica
Resumen
El nivel de educación formal de los migrantes y sus descendientes en Estados Unidos es un indicador que, de acuerdo con diversas teorías de la asimilación, permitirá conocer si los migrantes y sus descendientes se están asimilando o no a la sociedad receptora. Al respecto algunos estudios han indicado que la asimilación será distinta de acuerdo al segmento socioeconómico de la sociedad en el que se insertan los migrantes y sus descendientes. Se plantea que quienes pertenezcan a un segmento de ingreso medio y alto tendrán mayores oportunidades de asimilarse socioeconómicamente; esto debido a que dichas personas se encuentran ubicadas en contextos que les permiten acceder a mejores servicios educativos. Por su parte, los que se encuentran en el segmento de ingreso bajo, tendrán acceso a escuelas de menor calidad educativa y se limitarán sus oportunidades de ascender socialmente.
El objetivo de este artículo es analizar, para los años 2003 y 2010, la asimilación segmentada de los jóvenes de origen mexicano en Estados Unidos, a través del nivel educativo alcanzado. La hipótesis que guiará este análisis refiere que los jóvenes de origen mexicano en Estados Unidos presentarán diferencias en su asimilación socioeconómica en las distintas generaciones y segmentos de ingreso. Es decir, se esperaría que la segunda y tercera generaciones sean las que más se asimilen en ambos segmentos, es decir que tengan similares logros educativos a los de los nativos de ambos grupos de ingresos.
Abstract
The level of formal education of migrants and their descendants in the United States is an indicator which, according to different theories of assimilation, lets know if migrants and their descendants are assimilating or not to the host society. In this regard some studies have indicated that assimilation will be different according to the socioeconomic segment of society in which migrants and their descendants are inserted. This theory considers that those who belong to a segment of middle and high income will have greater opportunities to assimilate socio-economically; that is because persons are located in contexts that allow them access to better educational services. Moreover, those who are in the low income segment will have access to lower educational quality schools and their opportunities to ascend socially will be limited.
The aim of this article is to analyze, for 2003 and 2010, the segmented assimilation of Mexican origin youth in the United States, through the educational level reached. The hypothesis that will guide this analysis means that Mexican origin youth in the United States will present differences in its socioeconomic assimilation in different generations and income segments. It would be expected that the second and third generations have greater assimilation (similar educational achievements to the natives) in both segments of income.
Keywords:
Socioeconomic Assimilation, Education, Youth, Segments of IncomeAsimilación Socioeconómica, Educación, Jóvenes, Segmento de Ingreso
Ⅰ. Introducción
El nivel de educación formal de los migrantes y sus descendientes en Estados Unidos es un indicador que, de acuerdo con diversas teorías de la asimilación, permitirá conocer si los migrantes y sus descendientes se están asimilando o no a la sociedad receptora, partiendo del criterio de que a mayor nivel educativo corresponderá una mayor asimilación socioeconómica de los migrantes y sus descendientes. Una de las perspectivas que se destaca es la de la asimilación segmentada por tomar en cuenta no sólo a la educación como indicador, sino que también plantea que la asimilación será distinta de acuerdo al segmento socioeconómico de la sociedad en el que se insertan los migrantes y en el que se encuentran sus descendientes. Señalándose que quienes pertenezcan a un segmento de ingreso medio y alto tendrán mayores oportunidades de asimilarse socioeconómicamente; esto debido a que dichas personas se encuentran ubicadas en contextos que les permiten acceder a mejores servicios educativos y se desenvuelven en barrios más seguros, además de contar con servicios de organizaciones formales e informales (instituciones de crédito, aseguradoras, etc.) que proveen apoyos y aseguran mejores oportunidades de vida (Portes y Zhou 1993; Zhou 1997). Por su parte, los que se encuentran en el segmento de ingreso bajo, tendrán acceso a escuelas de menor calidad educativa y estarán más restringidos a los servicios que otorgan las organizaciones mencionadas anteriormente (Zhou 1997; Gilbert 2008).
De acuerdo con diversos estudios, los jóvenes de origen mexicano presentan los más bajos resultados educativos en comparación con otros grupos de migrantes, lo cual ha llevado a plantear que esto es un indicador de que no se están asimilando socioeconómicamente por medio de la educación en Estados Unidos (Neidert y Farley 1985; Kao y Tienda, 1995; Warren 1996; McNeal 1997; Portes 2000; Hirschman 2001; Levine 2001; López y Stanton 2001; Schmid 2001; Giorguli et al. 2003). Considerando lo anterior, el objetivo de este trabajo es analizar, para dos años (2003 y 2010), la asimilación segmentada de los jóvenes de origen mexicano en Estados Unidos, a través del nivel educativo alcanzado. La hipótesis que se plantea en este trabajo es que los jóvenes de origen mexicano en Estados Unidos presentarán diferencias en su asimilación socioeconómica en las distintas generaciones (primera, uno punto cinco, segunda y tercera) y segmentos de ingreso (bajo y medio - alto)1. Es de esperarse que la segunda y tercera generaciones sean las que más se asimilen en ambos segmentos, es decir que tengan similares logros educativos a los de los nativos de ambos grupos de ingresos. A su vez, la perspectiva asimilacionista segmentada señala que habrá una mayor asimilación en los estratos medios y altos en comparación con los bajos, por lo que es posible que este comportamiento se reproduzca para los mexicanos.
Para llevar a cabo el objetivo señalado se presenta, en primer lugar, una síntesis de las tendencias y los cambios de la migración de mexicanos hacia Estados Unidos. En seguida se discute la perspectiva de análisis de la asimilación segmentada. Posteriormente se presenta la fuente de datos y los criterios de selección de la población a analizar, así como la definición de los segmentos de ingreso. Después, para los años 2003 y 2010, se señalan algunas características sociodemográficas de los jóvenes mexicanos en Estados Unidos, con la finalidad de tener un panorama general sobre ellos. En seguida, se analiza el nivel educativo de los jóvenes de origen mexicano y de los nativos, así como sus diferencias. Una vez realizado lo anterior se destacan los logros educativos de los jóvenes de origen mexicano en Estados Unidos a través del índice de disimilaridad2. Con este índice será posible conocer las generaciones de jóvenes de origen mexicano que más se parecen en los logros educativos a los jóvenes nativos al interior y entre cada segmento de ingreso, y por lo tanto tener una aproximación sobre quienes se están asimilando en mayor o menor medida.
Ⅱ. Migración de mexicanos hacia Estados Unidos
La migración de mexicanos hacia Estados Unidos tiene una larga tradición histórica, sin embargo desde de la década de los noventa hasta la actualidad, el flujo migratorio de México hacia Estados Unidos ha adquirido modalidades diversas: presenta un patrón más complejo y heterogéneo, así como volúmenes cuantiosos y crecientes. Actualmente, dentro de esta complejidad se observan las siguientes tendencias: incremento en el flujo migratorio, a pesar de los controles fronterizos; intensificación en los procesos de reunificación familiar; una creciente diversificación regional de la migración3; una cada vez más notoria presencia de migrantes procedentes de zonas urbanas; mayor diversificación ocupacional y sectorial de los migrantes, tanto en México como en Estados Unidos; así como una tendencia creciente de los migrantes mexicanos a prolongar o establecer su estancia en el vecino país del norte (Gómez de León y Tuirán 2000; Durand 2006).
En relación al tiempo de permanencia en Estados Unidos por parte de los migrantes mexicanos, algunos estudios señalan que, del total de mexicanos que se fueron a Estados Unidos en los años 1993 – 1997, 1998 – 2001 y 2001 – 2003 y 2011, los porcentajes de migrantes temporales que regresaron a México fueron de 40.2, 24.8 y 29.8 y 29%, respectivamente, lo que a pesar del ligero repunte para el tercer periodo4, parece indicar que la migración a Estados Unidos se está volviendo más permanente. Datos referentes al tiempo promedio de permanencia de los migrantes temporales en Estados Unidos confirman la tendencia a prolongar su estancia, al pasar de 5.5 a 6.9 y 12.2 meses en los periodos señalados (Gómez de León y Tuirán 2000).
Algunos datos revelan que la población nacida en México que residía de forma permanente en Estados Unidos oscilaba entre 7.0 y 7.3 millones en 1996; de ésos se calcula que entre 4.7 y 4.9 millones tenían un estatus legal y el resto no contaban con autorización para residir en ese país. Para 1999 se ha indicado que entre 7.8 y 8.2 millones de mexicanos se fueron a vivir a Estados Unidos, observándose las siguientes características: predominio de varones; edades entre los 15 y 44 años; mayores niveles de escolaridad (secundaria y preparatoria); cerca del 35% de los mexicanos que residían en Estados Unidos se ubicaban en estratos de bajos ingresos (Corona y Tuirán 2001). En el 2011 se calcula que 11.7 millones de mexicanos residen en Estados Unidos (IME 2014).
El cambio de la migración temporal a permanente tiene diversas explicaciones, al menos hipotéticas, entre ellas: el reforzamiento de controles de la frontera, la apertura de nuevos nichos del mercado laboral y la diversificación de ocupaciones no dependientes de ciclos estacionales, así como el incremento en el desempleo ocurrido en México como consecuencia de la apertura comercial5 y la crisis económica de 1994 (Ruiz 1999; Gómez de León y Tuirán 2000).
Ⅲ. Asimilación segmentada
Los cambios en el flujo migratorio de México hacia Estados Unidos, de temporal a permanente, pueden dar paso a diversas problemáticas, entre las que destacan la adaptación o incorporación de los migrantes y sus descendientes a la sociedad receptora. El estudio de la integración, otras veces llamado asimilación, de los migrantes en Estados Unidos no es un tema nuevo; éste ha sido analizado desde distintos enfoques. Un aspecto que resulta interesante es la forma cómo, desde las diversas perspectivas, se han examinado los distintos grupos de migrantes que residen en Estados Unidos. Algunas investigaciones señalan que los descendientes de las migraciones tempranas europeas, compuestas en su mayoría por campesinos, podían integrarse o asimilarse en mayor medida en Estados Unidos por sus orígenes europeos, que los hacen cultural y racialmente similares a los grupos nucleares étnico americanos. Se plantea que el color de la piel de los migrantes europeos reducía las barreras para ser admitidos en la sociedad americana (Perlmann y Waldinger 1997). A su vez, se ha señalado que la opción de asimilación será más difícil para los nuevos grupos de migrantes6 y sus descendientes por sus orígenes no europeos, como los hispanos y, entre ellos, los mexicanos (Alba y Nee 1997).
En los diversos estudios sobre la integración de los migrantes a la sociedad receptora se planteó el término asimilación para referirse al proceso de interpenetración y fusión, por medio del cual las personas y grupos adquirían las memorias, sentimientos y actitudes de otras personas y grupos, y que al compartir experiencias e historia serían incorporados en una vida cultural común. No obstante, se consideró que esta definición era limitada, surgiendo como planteamiento alternativo la asimilación social para referirse al proceso o procesos por los cuales las personas de diversos orígenes raciales y de diferentes culturas que ocupan un territorio común, logran una solidaridad cultural para mantener su existencia nacional (Gordon, 1964; Alba y Nee, 1997; Rumbaut, 1997). Ambas concepciones se siguieron considerando limitadas y generaron desacuerdos entre los estudiosos del tema; no fue sino hasta 1964, cuando Milton Gordon en su libro 「Assimilation in American Life」, propuso un concepto de asimilación más amplio, definiendo como asimilación la extinción de cualquier forma de identidad étnica a favor de la identidad americana exclusivamente. Asimismo, Gordon (1964) planteó la idea de una asimilación socioeconómica, la cual definió en dos sentidos: por un lado, la asimilación socioeconómica se equipara con los logros de la media o arriba de la media del nivel económico, y es medida por indicadores tales como la educación, la ocupación y el ingreso; por el otro, dicha asimilación es vista a través de cómo la participación de un grupo minoritario en instituciones tales como el mercado de trabajo y la educación muestra igualdad de condiciones con el grupo nativo con los mismos antecedentes. Esta misma idea ha sido ampliada por otros autores planteando que la asimilación, algunas veces conocida como integración o incorporación, es el proceso por el cual las características de los miembros de grupos de inmigrantes y de las sociedades receptoras tienden a parecerse unos a otros (Alba y Nee 1997; Zhou 1997; Brown y Bean 2006).
Asimismo, se ha señalado que el proceso de asimilarse se va dando de acuerdo a pasos generacionales, es decir cada nueva generación representa un nuevo acercamiento a la sociedad huésped, y se supone que al transcurrir las generaciones se parecerán totalmente a la nueva sociedad (Gordon 1964; Alba y Nee 1997; Brown y Bean 2006).
Desde la postura de la asimilación socioeconómica o asimilación segmentada, reconocida por Gordon (1964) y retomada por otros autores (Alba y Nee 1997; Zhou 1997), se enfatiza que, en las actuales circunstancias, los migrantes y sus descendientes en Estados Unidos enfrentan una serie de desafíos en su integración que definirán el futuro de los grupos étnicos generados por la presente migración. Es decir, surge como un marco alternativo que profundiza en el complejo proceso de la adaptación del migrante en Estados Unidos. Esta perspectiva plantea el proceso de convertirse en estadounidense, en términos de la aculturación y la adaptación económica, en el contexto de una sociedad en donde existen procesos de segregación y segmentos desiguales, y considera que este proceso se caracteriza por al menos tres posibles modelos multidireccionales: 1) el modelo de movilidad hacia arriba, dirigido por la aculturación y la integración económica dentro de la estructura normativa de la clase media estadounidense; 2) el modelo de movilidad hacia abajo, dirigido por la aculturación y la integración paralela dentro de las clases bajas; y 3) la integración económica dentro de la clase media estadounidense con aculturación rezagada y la preservación deliberada de los valores de la comunidad de origen del migrante (Portes, 2000). Asimismo, en la asimilación segmentada también se plantea la posibilidad de no movilidad o movilidad descendente, la cual considera que aún perteneciendo a un estrato bajo se puede deteriorar aún más esa condición, ya sea por condiciones de pobreza o por factores que limitan el crecimiento en el trabajo, lo cual disminuye la tasa de movilidad (Portes y Zhou 1993; Zhou 1997).
En general, se puede decir que la teoría de la asimilación segmentada se refiere a la adaptación que se lleva a cabo dentro de oportunidades específicas y a través de la influencia de diferentes asociaciones, grupos de referencia, experiencias y conexiones, especialmente en las relaciones sociales primarias estratificadas por raza, religión, región y clase. Dicho enfoque intenta explicar qué determinantes influyen para que un grupo de migrantes se asimile a ciertos segmentos de la sociedad estadounidense, donde existen aspectos que ocupan un rango de factores tanto a nivel individual como estructural (Portes y Zhou 1993). Los factores más importantes a nivel individual, que influyen en la adaptación del migrante incluyen la educación y otros asociados con la exposición a la sociedad estadounidense, tales como sus aspiraciones, la habilidad para aprender el idioma inglés, el lugar de nacimiento, la edad de llegada y el tiempo de residencia en Estados Unidos. Por su parte, los factores estructurales incluyen el estatus racial, los antecedentes socioeconómicos familiares y el lugar de origen (Zhou 1997).
La teoría de la asimilación segmentada reconoce el hecho de que los migrantes están siendo absorbidos por diferentes segmentos de la sociedad estadounidense, que van desde suburbios prósperos de clase media a ghetos empobrecidos en el interior de las ciudades. Cuando los inmigrantes entran directamente o en una corta transición a comunidades de clase media, esto puede ser ventajoso para su asimilación, ocurriendo lo contrario para aquellos que se incorporan en los niveles socioeconómicos más bajos (Zhou 1997; Portes 2000). Es probable que la integración de los migrantes y de sus hijos sea segmentada y tome diferentes caminos, dependiendo de una variedad de factores y contextos, incluyendo la estructura cambiante de las oportunidades económicas, las consecuencias de la discriminación racial y el segmento de la sociedad estadounidense al cual está expuesto el grupo de migrantes (Rumbaut 1997).
Cabe decir que el enfoque de la asimilación segmentada ha recibido diversas críticas, entre las que se encuentra la perspectiva transnacional. Desde esta postura, surgida en la década de los ochenta, se plantea que en dos sociedades diferentes puede existir una comunidad transnacional; es decir, existe un vínculo y participación de los migrantes con su comunidad de origen que les permite mantener sus lazos y costumbres, e incluso en la sociedad receptora también suelen encontrarse ambientes similares a las del país de origen (productos, festejos, etc.) (Goldring 1996). Sin embargo, dado el objetivo que se plantea en este artículo, se usará el enfoque de asimilación segmentada debido a que algunas evidencias señalan que la integración de los migrantes a la sociedad receptora puede observarse a través de indicadores como la educación.
Ⅳ. Fuente de datos y selección de la población de interés
Se ha señalado que las oportunidades educativas y laborales de los migrantes y sus descendientes serán distintas entre ellos, es decir, habrá diferencias entre la población de origen mexicano, debido a que los más jóvenes tendrán mayores oportunidades de integrarse a la nueva sociedad (Martínez 2000). A su vez, esto puede estar influenciado por factores como el tiempo de exposición en la sociedad receptora (generación) y el estrato socioeconómico de pertenencia. A continuación se explica la selección de la fuente de datos, de los jóvenes y la construcción de los segmentos de ingreso.
Fuente de datos
Utilizando la Current Population Survey 2003 y 2010 (CPS), se seleccionó y caracterizó a la población de mexicanos, y posteriormente a los jóvenes, mexicanos y nativos, en Estados Unidos. Dicha encuesta es representativa a nivel nacional y estatal, abarca cerca de 50,000 hogares y es dirigida por el Bureau of the Census en Estados Unidos.
La CPS es la principal fuente de información sobre las características de la fuerza de trabajo de la población estadounidense. Los encuestados son entrevistados para obtener información acerca del empleo de cada miembro mayor de 15 años de edad en los hogares. Las estimaciones obtenidas de la CPS incluyen el empleo, desempleo, ingresos y otros indicadores. Estas variables están disponibles para una variedad de características demográficas como: edad, sexo, lugar de nacimiento, raza, estatus marital y nivel educativo. Dicha encuesta permite agrupar a los mexicanos y a los nativos, distinguiendo para los primeros por generaciones, además de que se puede clasificar a ambos grupos en distintos segmentos de ingreso.
Construcción de generaciones y segmentos de ingreso
A partir de la CPS es posible diferenciar a la población de origen mexicano y a los nativos. En el caso de los primeros se eligió tanto a los que nacieron en México como a los que nacieron en Estados Unidos; en ambos casos estas personas declararon ser mexicanos o bien que su padre o madre (o ambos) había (n) nacido en México. De manera específica, se consideró como primera generación a las personas que nacieron en México y migraron a Estados Unidos a partir de los 11 años de edad. La generación uno punto cinco se definió como los que nacieron en México y migraron a la Unión Americana antes de cumplir 11 años de edad. El establecimiento de esta división se debe a que los que llegaron después de los 10 años de edad podrían haber concluido sus estudios de primaria en México y continuar estudiando en Estados Unidos; mientras que los que llegan antes de esa edad tienen la posibilidad de incorporarse al sistema educativo desde los primeros años de educación básica en ese país, lo que les otorgaría mayores ventajas dada la exposición a la sociedad estadounidense a una edad más temprana. A su vez, la segunda generación son los que nacieron en Estados Unidos y tienen al menos un padre nacido en México. En la tercera generación se eligieron a aquellos que, al igual que sus padres, nacieron en Estados Unidos y se declararon de origen mexicano7. En el caso de los nativos se eligió a los que nacieron en Estados Unidos y se declararon como blancos no hispanos.
De acuerdo con la perspectiva de la asimilación segmentada se espera que se presenten diferencias de acuerdo al segmento de ingreso al que pertenezcan los migrantes. Por tal razón, se decidió hacer la distinción entre segmentos de ingreso para la población de origen mexicano y nativa. Para lograr lo anterior se realizaron varios ejercicios en relación con el nivel de pobreza familiar y la ocupación del jefe de familia, de manera que se pudiera encontrar un punto en el nivel de pobreza en el que se marcaran diferencias en la ocupación. De esta manera, fue posible dar cuenta que al nivel del 200% por arriba de la línea de pobreza es cuando se pueden establecer diferencias entre quienes pertenecen a un segmento de ingreso y a otro8.
Selección de los jóvenes
Para seleccionar a la población de interés en este estudio (los jóvenes), se consideró en primer lugar a la población de 15 a 24 años, pero al observarse que el porcentaje de jóvenes de 15 a 19 años con algún año de high school, era menor al de los de 20 a 24 años, se dedujo que los de menor edad todavía no habían concluido sus estudios. Esto quedó corroborado cuando se observó que los del grupo de 15 a 19 años asistían en mayor medida a la escuela en comparación con los de 20 a 24. Estos últimos presentan altos porcentajes de no asistencia escolar (más del 85%), posiblemente porque ya han concluido su vida escolar. Finalmente, en este estudio se tomará al grupo de 20 a 24 años, debido a que en esta edad es posible que ya hayan concluido sus estudios. Cabe agregar que no se incluye a jóvenes de mayor edad, porque se trata de evitar la causalidad inversa entre la educación obtenida por el joven y el segmento de ingreso al que pertenece; es decir, a mayor educación de los jóvenes, posiblemente tengan una ocupación mejor remunerada y por lo tanto pueden pertenecer al segmento de ingreso socioeconómico medio y alto. Por su parte, el hecho de que la mayoría haya concluido sus estudios permitirá que no se subestime su nivel educativo. De igual manera, para esas edades, se considera que la sobreestimación del segmento de ingreso al que pertenecen será más reducida en contraste con otros grupos de edad mayores.
Ⅴ. Jóvenes de origen mexicano en Estados Unidos
Las diferencias entre las generaciones de origen mexicano pueden estar asociadas con su edad de llegada pero también con las características sociodemográficas que presentan cada una de ellas. Por ejemplo, para el 2003, se tiene que, de los jóvenes de origen mexicano de primera generación9 del segmento bajo en Estados Unidos, más del 50 por ciento eran hombres; mostrándose para la segunda y tercera generaciones y para los nativos una mayor presencia de mujeres. Por su parte, en el segmento medio y alto, se encuentra una mayor proporción de hombres, tanto para la población de origen mexicano como para los blancos no hispanos, destacándose que cerca del 65 por ciento de la primera generación son mayoritariamente hombres. En el 2010 llama la atención que, en este último segmento de ingreso, se tengan similares proporciones de hombres y mujeres tanto en los jóvenes mexicanos como en los nativos; y que en el segmento de ingreso bajo hayan aumentado los porcentajes de hombres de segunda y tercera generaciones, así como el porcentaje de mujeres de segunda generación (Gráficas 1a - 1b y 2a - 2b).
La situación conyugal de los jóvenes en el 2003 muestra algunas diferencias cuando se distingue por segmento de ingreso. Los jóvenes de origen mexicano y nativos de ambos segmentos son en gran proporción solteros; el porcentaje más bajo se presenta para los mexicanos de primera generación y el más alto lo tienen los nativos. Estos últimos muestran una menor proporción en la categoría de casados o unidos en comparación con las generaciones de origen mexicano, sobre todo con la primera, lo cual no es de sorprender porque generalmente la migración de mexicanos ocurre por razones laborales asociadas con responsabilidades familiares, como la manutención de una familia (Gráficas 3a y 3b).
En el 2010 el panorama cambia un poco, en ambos segmentos de ingreso se observa un alto porcentaje de jóvenes casados de primera generación. Además en el segmento de ingreso bajo se tiene que la segunda generación es la que presenta la mayor proporción de jóvenes solteros. A su vez, en el segmento de ingreso medio y alto, la proporción de jóvenes nativos casados aumentó considerablemente si se compara con el 2003 y disminuyó la proporción de solteros (Gráficas 4a y 4b).
En el 2003, los jóvenes de origen mexicano del segmento bajo de primera y tercera generación, así como los nativos, son los que presentan la mayor tasa de participación económica en comparación con los de la segunda generación. En el segmento medio y alto, los jóvenes de las distintas generaciones de mexicanos y los nativos tienen altas tasas de participación económica comparada con los del segmento bajo (Gráficas 5a y 5b). Para el 2010, se observa que las tasas de participación económica en ambos segmentos de ingreso se reducen en relación a las de 2003; y la que presenta los mayores porcentajes es de la primera generación del segmento medio y alto, aunque es mucho menor a la observada en el 2003 para esa misma generación y segmento de ingreso (Gráficas 6a y 6b).
Ⅵ. Algunos antecedentes sobre la educación de los mexicanos en Estados Unidos
Diversos estudios han señalado que dentro del grupo de hispanos, los mexicanos son los más rezagados en términos educativos (Kao y Tienda 1995; Warren 1996; McNeal 1997; Portes 2000; Levine 2001; López y Stanton 2001; Portes 2000; Schmid 2001). Por ejemplo, en 1996 se encontró que sólo el 46.9 por ciento de los mexicanos de 25 años de edad o más habían concluido estudios de high school, comparado con 60.4 por ciento de los puertorriqueños, 63.8 por ciento de los cubanos, 61.3 por ciento de los centro y sudamericanos y 66.4 por ciento de otros hispanos. Por su parte, la población estadounidense no hispana registraba mayores niveles educativos debido a que el 82.5 por ciento había concluido estudios de high school (Levine 2001).
En relación con los estudios posteriores a high school se encontró, en 1996, que sólo el 5.3 por ciento de los mexicanos mayores de 25 años tenían el grado de licenciatura o más, mostrando nuevamente menores niveles educativos en relación con otros grupos de hispanos como: los puertorriqueños (10.8 por ciento), los cubanos (19.2 por ciento), los centro y sudamericanos (12.6 por ciento) y otros hispanos (12.6 por ciento). A su vez, el 23.7 por ciento de la población estadounidense no hispana había obtenido el grado de licenciatura o más (Levine 2001).
El comportamiento mencionado mantuvo la misma tendencia en el año 2003, sólo el 26.1 por ciento de los jóvenes mexicanos había concluido high school, comparado con el 31.9 por ciento de los puertorriqueños, el 30.8 por ciento de los cubanos, el 24.2 por ciento de los centro y sudamericanos y el 30.2 por ciento de otros hispanos. Cabe destacar que en este caso, los jóvenes nativos presentan un porcentaje de terminación de high school (30.1 por ciento) muy similar al de los puertorriqueños y al de otros hispanos (Román 2011).
En lo que se refiere a estudios posteriores a high school, los mexicanos continúan presentando los más bajos logros educativos (22.6 por ciento) comparados con los puertorriqueños (30.8 por ciento), cubanos (37.6 por ciento), centro y sudamericanos (34.6 por ciento), otros hispanos (42.6 por ciento) y los nativos (51.4 por ciento) (Román 2011).
Lo anterior coincide con los estudios que señalan que los hispanos tienen los mayores rezagos educativos en comparación con los blancos no hispanos (Tinley 2003; Levine 2008). Asimismo, se observa que los jóvenes mexicanos, dentro del grupo de hispanos, siguen presentando los menores logros educativos.
Algunas investigaciones han encontrado variaciones importantes entre los niveles de ingreso y niveles de escolaridad (Levine 2001; Levine 2008). Por ejemplo, entre las personas que no terminaron high school, el porcentaje de quienes perciben un ingreso anual bajo se incrementó de 21.3 por ciento en 1979 a 36.1 por ciento en 1990. Además, entre 1979 y 1989, quienes habían terminado high school, sufrieron el mayor deterioro porcentual (-16.1 por ciento) en sus ingresos reales y solamente aquellos que contaban con títulos universitarios lograron un incremento. Cabe mencionar que las cifras indican que, desde la década de los sesenta, la diferencia entre el nivel de ingresos de las personas con títulos universitarios y el de aquellos que no los tienen tiende a crecer (Levine 2001).
Ⅶ. Nivel de estudios de los jóvenes de origen mexicano en Estados Unidos
El nivel educativo presentado por los jóvenes de origen mexicano, en el 2003, es marcadamente menor al de los nativos. Mientras que los mexicanos se concentran en mayor proporción en los niveles de escolaridad de high school o menos, un alto porcentaje de los blancos no hispanos tiene high school o más (91.2 por ciento frente a un 39.0 por ciento de los mexicanos). En el 2010 cambia el panorama, observándose que un poco más del 74 por ciento de los mexicanos tiene H.S. completo o más, lo cual muestra un importante incremento con respecto al 2003 (Tabla 1).
En términos del nivel de estudios que poseen las generaciones de jóvenes de origen mexicano (Tabla 2), en el 2003 y comparando entre generaciones, la primera tiene el menor porcentaje de jóvenes con high school o más; una razón puede ser que en esta generación muchos de los jóvenes migraron hacia Estados Unidos con la finalidad de trabajar antes de ingresar o concluir el equivalente a los estudios de high school. No se debe dejar de lado que el nivel de estudios que poseen las primeras generaciones lo pudieron haber adquirido en México y no en Estados Unidos, razón por la cual puede ser menor al de las generaciones más avanzadas. En cuanto a la generación uno punto cinco, se observa un mayor porcentaje con estudios de high school completo o más (el cual se incrementó entre 2003 y 2010); este resultado se puede entender porque estos jóvenes nacieron en México pero migraron a más temprana edad y pudieron haber tenido la oportunidad de incorporarse a la escuela en Estados Unidos y así continuar sus estudios10.
En relación a los jóvenes de la segunda y tercera generaciones se tiene que su nivel educativo es mucho mayor al de las generaciones anteriores pues presentan altos porcentajes en los estudios de high school o más. Una posible explicación de este comportamiento es que, al haber nacido en Estados Unidos, tuvieron la oportunidad de ingresar al sistema educativo en ese país desde pequeños, lo que les pudo haber permitido una mayor continuidad escolar. Del 2003 al 2010, el mayor incremento se observa para los jóvenes de tercera generación en categoría de high school o más (Tabla 2).
Comparando los niveles educativos de las distintas generaciones de jóvenes de origen mexicano con los nativos (Tabla 2), se tiene que, a pesar de que la segunda y tercera generaciones y los nativos concentran el mayor porcentaje de jóvenes en high school completo o más, los nativos tienen una mayor proporción de jóvenes en el último nivel educativo. El hecho de que los jóvenes de segunda y tercera generaciones y los nativos no muestren los mismos niveles de escolaridad puede ser un indicador de que, aún naciendo en Estados Unidos, los jóvenes de origen mexicano de estas generaciones no se encuentran en las mismas condiciones que los blancos no hispanos.
Se ha visto que existen diferencias en los niveles educativos de los jóvenes de origen mexicano con respecto a los nativos. Pero, ¿qué ocurre con la distribución porcentual en los niveles educativos de los jóvenes cuando se distingue por segmentos? En relación con los grupos de ingresos (Tabla 3), se observa que, tanto en el 2003 como en el 2010, los jóvenes de origen mexicano de primera generación del segmento bajo son los más rezagados en términos educativos, pues son los que muestran menores niveles de escolaridad, no sólo comparados con los nativos sino con el resto de las generaciones de origen mexicano; lo mismo ocurre para la generación uno punto cinco, aunque en menor proporción. Este comportamiento no es específico de las primeras generaciones; la segunda y tercera generaciones de jóvenes mexicanos muestran menores logros educativos en comparación con los nativos del mismo segmento de ingreso, sólo que las proporciones de jóvenes con niveles de high school o menos son más altas en relación con los de la primera y uno punto cinco generaciones.
Por su parte, en el 2003, en el segmento medio y alto es la primera generación la que presenta un menor nivel de escolaridad en comparación con el resto de las generaciones y de los nativos; le siguen en importancia los de la generación uno punto cinco. Quienes muestran altas proporciones en los niveles de high school o más son los de segunda y tercera generaciones, y de éstos quienes más se aproximan a los nativos son los de la tercera generación (Tabla 3). Dicho comportamiento se mantiene en el 2010, excepto por la generación uno punto cinco, en la cual se incrementó de forma importante el nivel de escolaridad de los jóvenes y casi se aproxima a la segunda generación (Tabla 3).
Como se señaló anteriormente, la primera y uno punto cinco generaciones de jóvenes de origen mexicano son las que muestran los mayores rezagos educativos en relación con la segunda y tercera generaciones de dichos jóvenes y con respecto a los nativos. También se mostró que, si bien estas últimas generaciones se aproximan más a los nativos, en términos educativos, sigue siendo menor su nivel de escolaridad. Distinguiendo por segmento, se observó que estas diferencias persisten y que los jóvenes de origen mexicano del segmento de ingreso bajo son los que muestran menores logros educativos con respecto a los de ingreso medio y alto. A pesar de este referente, aún se desconoce en qué medida ocurre la asimilación para las distintas generaciones y segmentos; por esa razón en la siguiente sección se buscará determinar, estadísticamente, una medida que se aproxime a ello.
Ⅷ. Asimilación socioeconómica de los jóvenes a través del índice de disimilaridad
En la sección anterior se observó que existen diferencias entre generaciones y segmentos de ingreso de los jóvenes de origen mexicano con los nativos. A partir de esta situación, se esperaría que el menor grado de asimilación se presente para las generaciones del segmento de ingreso bajo en comparación con las del medio y alto. Al mismo tiempo, se considera que puede haber diferencias en la asimilación dentro de un mismo segmento de ingreso siendo mayor la asimilación de los jóvenes de segunda y tercera generaciones de cada segmento en contraste con la primera y uno punto cinco. Para aproximarse a esta idea se buscó un indicador que permitiera un acercamiento a la medición de la asimilación socioeconómica; dicho indicador es el índice de disimilaridad (ID), debido a que, entre otras cosas, con este índice es posible considerar dos poblaciones al mismo tiempo (Anker 1998); en este caso, comparar la población de los nativos con cada una de las generaciones de jóvenes de origen mexicano.
Índice de disimilaridad
El índice de disimilaridad (ID) es uno de los índices más comunes para medir la desigualdad. Originalmente fue usado para medir la segregación ocupacional por sexo; también ha sido empleado en otros tipos de análisis de desigualdades, como por ejemplo en la escolaridad y en la vivienda. Cuando el índice toma el valor de cero, implica que las poblaciones comparadas son iguales, es decir no hay disimilaridad. Mientras que, cuando el índice toma el valor de uno, las poblaciones comparadas son totalmente distintas, es decir, hay una completa disimilaridad (Anker 1998).
Este índice será utilizado como una aproximación a la asimilación socioeconómica de los jóvenes de origen mexicano en Estados Unidos. Específicamente se dirá que hay una mayor asimilación si el ID es cercano a cero (menor disimilaridad), debido a que los jóvenes de origen mexicano estarían concentrándose de manera similar a los jóvenes nativos en los distintos niveles educativos; a su vez, en la medida en que el ID sea cercano a 1 (mayor disimilaridad) se podrá decir que los jóvenes de origen mexicano no se están asimilando. En términos operativos se utilizará la siguiente fórmula:
donde,
Gi = número de jóvenes de origen mexicano en cada generación según su nivel educativo.
G = total de jóvenes de origen mexicano en cada generación
Ni = número de jóvenes nativos en cada nivel de estudios
N = total de jóvenes nativos
Asimilación de los jóvenes de origen mexicano
De acuerdo con el ID (Tabla 4), tanto en el 2003 como en el 2010, en el segmento bajo quienes más se asimilan son los jóvenes de tercera generación, ocurriendo lo opuesto para los de la primera generación, quienes presentan una menor asimilación en términos educativos. Al mismo tiempo esta última generación es la que más se aleja del resto de las generaciones de mexicanos, sobre todo de la segunda y tercera generaciones. En el segmento medio y alto se observa que la primera generación es la que menos se asimila, mientras que la tercera es la que muestra una mayor asimilación, seguida de la segunda generación. En este último segmento, tanto la primera como la generación uno punto cinco se encuentran muy alejadas de la segunda y tercera generaciones.
Al comparar los ID de ambos segmentos de ingreso es importante señalar cómo éstos parecen no tener demasiada influencia en la asimilación de los jóvenes de origen mexicano de primera y uno punto cinco generaciones, ya que en ambos segmentos presentan igual ID; lo mismo ocurre en el 2010 pero solo para la primera generación (Tabla 4). Por ello se podría suponer que la asimilación de estas generaciones se debe más a un efecto del tiempo de exposición en el país de recepción y no a la ubicación en un determinado estrato socioeconómico.
Por su parte, es interesante observar que del 2003 al 2010 los índices de disimilaridad de la segunda y tercera generaciones del segmento bajo se redujeron y se acercan más a cero (mayor asimilación). Lo anterior es un indicador de que en el 2010 los jóvenes de origen mexicano se estaban asimilando más en términos educativos en ambos segmento de ingreso en comparación con los jóvenes en el 2003 (Tabla 4).
A manera de síntesis y de acuerdo con la teoría de la asimilación segmentada, la cual plantea que quienes pertenezcan al segmento de ingreso medio y alto tendrán mayores oportunidades de asimilarse socioeconómicamente que los que pertenezcan al segmento bajo (Zhou 1997), aquí se encuentra que dicho comportamiento se presenta sólo para los jóvenes de origen mexicano de segunda y tercera generaciones, pero no para los de la primera y uno punto cinco generaciones. Para éstos últimos, su nivel de asimilación parece estar más asociado con el tiempo de exposición en la sociedad receptora. Es decir, la hipótesis de la asimilación segmentada analizada con el índice de disimilaridad se comprueba parcialmente, debido a que sólo algunas generaciones (segunda y tercera) del segmento medio y alto son las que más se asimilan.
Ⅸ. Conclusiones
En este artículo se analizó la asimilación segmentada de los jóvenes de origen mexicano por generaciones y segmentos en Estados Unidos a través del nivel educativo obtenido en ese país o en México, comparados con los jóvenes nativos blancos no hispanos. Se encontraron algunos de los resultados esperados y otros que se consideran hallazgos relevantes. El análisis del índice de disimilaridad permitió observar que la hipótesis acerca de que la asimilación se presentará en mayor medida para los jóvenes de las generaciones más avanzadas, se comprueba cuando se observa que tanto la segunda como la tercera generación de mexicanos son los que muestran una mayor asimilación socioeconómica.
Asimismo, cuando se compara el ID de ambos segmentos de ingreso, se corrobora lo indicado en la perspectiva asimilacionista, la cual plantea que quienes se inserten en estratos medios y altos tendrán una mayor asimilación que los de los segmentos bajos; la validez de este señalamiento se observa muy claramente para la segunda y tercera generaciones de mexicanos en el 2003, aunque en el 2010 los ID de la segunda y tercera generaciones son muy parecidos en ambos segmentos de ingreso, con lo cual se podría pensar que el nivel socioeconómico no necesariamente incide en la asimilación de los jóvenes de origen mexicano. El planteamiento de la asimilación segmentada tampoco se presenta para la primera generación, la cual muestra índices de disimilaridad iguales en ambos segmentos de ingreso en los dos periodos considerados; lo mismo ocurre para la generación 1.5 pero solo en el 2003. Este comportamiento podría ser también un indicio de las dificultades que ha enfrentado en los últimos años la población de origen mexicano en Estados Unidos para acceder a ciertas ocupaciones y escuelas cuando se encuentran de forma ilegal.
A partir de lo anterior se puede decir que el segmento socioeconómico parece no tener demasiada incidencia en la educación de los jóvenes de origen mexicano y que su rezago educativo se debe más al hecho de ser migrantes en Estados Unidos, pues tanto la primera generación como la generación uno punto cinco son las que presentan los mayores rezagos educativos en comparación con los nativos y con el resto de las generaciones de jóvenes de origen mexicano. De manera que el haber nacido en Estados Unidos es un elemento que marca la diferencia en los logros educativos, debido a que a medida que se avanza en la generación (segunda o más) se incrementan los logros educativos de los jóvenes mexicanos, acercándose a los nativos. Sin embargo, en análisis posteriores sería importante considerar su estatus migratorio y conocer cómo incide en la asimilación de los migrantes y sus descendientes.
Notes
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