
La Educación desde la Perspectiva del BID. Análisis Descriptivo de Una Década: 2010-2019
La influencia de los organismos internacionales en la política educativa en América Latina ya ha sido documentada; sin embargo, hace falta estudiar y profundizar en sus mecanismos. En este sentido este estudio, de carácter descriptivo, busca documentar con base en los informes del Banco Interamericano de Desarrollo(BID) y sus investigaciones cuál ha sido su papel en la direccionalidad de la política educativa en el continente en una década. El estudio está basado en los informes del BID(2010, 2015 y 2019) y los estudios que este denomina Notas técnicas que difunde a través de su página en internet. El análisis se presenta en tres apartados: el primero, muestra la hegemonía de Estados Unidos en la dirección de la política del BID; el segundo, identifica los recursos que el BID otorga la educación latinoamericana; y el tercero, muestra los mecanismos para dar direccionalidad a la educación latinoamericana.
Abstract
The influence of international organisms in education has already been documented by research; nevertheless it is necessary to study and deep in the different mechanisms used to direct the education policies in Latin America. At this point, this study describes and analyzes this phenomenon based in a review of the annual informs of the Interamerican Development Bank (IDB) and the research realized by this financial instrument in the last decade. The article presents three parts: the first one, analyses the importance of the United States in the IDB’s financial policy; the second one, describes the Bank loans to educational polities; and the third one, identifies the mechanisms uses this financial institution to intervene in education policies. Finally the article presents some conclusions.
Keywords:
IDB, Education Polices, Education Loans, Latin America, EducationBID, Política Educativa, Financiamiento a la Educación, América Latina, Educación
Ⅰ. Introducción
A partir de la crisis de la deuda externa latinoamericana en los ochenta del siglo pasado asociada a la reestructuración capitalista que se inició en los países más desarrollados se observa en la región una influencia muy marcada de los organismos internacionales sobre las políticas económicas y sociales de los países con menor desarrollo.
Esta influencia en el caso de la educación ya ha sido documentada desde la década de los noventa precisamente cuando cobran mucha fuerza las reformas en los sistemas educativos en diversos países de la región en algunos casos de manera temprana (Krawczyk 2006; OCDE 2004; 2010; Sánchez y Corte 2015a).
En algunos países del continente que vivieron cruentas dictaduras como: Argentina(1976-1982), Brasil(1968-1985), Chile(1973-1990) entre otros se observan claramente estos cambios. Esta modificación en la política educativa responde a la reestructuración capitalista internacional que exige que estas mutaciones lleguen a los ámbitos sociales; y no solamente en la dimensión económica
En el caso de la educación las reformas iniciadas en la región, en los sesenta y ochenta, se centraron en los procesos de descentralización de los sistemas educativos, posteriormente pasaron a la gestión de carácter empresarial y finalmente han llegado a la modificación de las condiciones de trabajo de los educadores latinoamericanos.
En estos cambios han jugado un papel central las agendas de política de los organismos internacionales; éstos entendidos como entidades supranacionales que se ubican por encima de los Estados nacionales con capacidad para pautar las políticas educativas y articularlas a las necesidades de acumulación de capital.
Los organismos internacionales son de dos tipos: aquellos que bajo la consigna financiera condicionan apoyos económicos, en calidad de préstamos, que responden a las necesidades de desarrollo del capital como el Fondo Monetario Internacional(FMI), el Banco Mundial(BM), y en el caso de América Latina el Banco Interamericano de Desarrollo(BID); y por otro lado, aquellos que no proporcionan financiamiento pero que sí influyen en las pautas dirigidas a la política educativa de la región a través de sus estudios y análisis como la Organización de las Naciones Unidas para la Educación la Ciencia y la Cultura(UNESCO) y últimamente la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos(OCDE).
Esta última, por ejemplo, ha tenido en las recientes décadas un papel muy importante en la región con la aplicación de los exámenes del Programme for International Student Assessment (PISA); así como el BID con los estudios e investigaciones que realiza y con base en ellos formula propuestas y apoya con asesoría técnica a los países de la región (Jackobi y Martens 2007; Sánchez y Corte, 2015a; 2015b).
En esta perspectiva, este análisis de carácter descriptivo, busca documentar el papel que el BID ha desempeñado en su carácter de institución financiera, para orientar a la educación en la región mediante el análisis de sus informes anuales y los documentos de investigación y análisis en la última década: 2010-2019.
El estudio está basado en la revisión sistemática de dos tipos de documentos; por un lado, los informes anuales del BID de 2010, 2015 y 2019; y por otro, la revisión de todos los documentos que el BID denomina Notas técnicas de este periodo. Se analiza esta década; porque en 2008 la crisis financiera en los Estados Unidos repercutió significativamente en América Latina y sus efectos se pueden observar en estos años. Estos documentos tienen un carácter de reportes de investigación que muestran sus preocupaciones con respecto a la educación latinoamericana; y al mismo tiempo presentan recomendaciones dirigidas a los países de la región.
El artículo se organiza en tres apartados: el primero, presenta una visión panorámica del papel de Estados Unidos y su hegemonía al interior de la junta directiva del BID1); el segundo muestra la revisión y análisis de su financiamiento a la educación en la región2); y el tercero, dirige su mirada al análisis de sus propuestas derivadas de sus investigaciones asociadas a los mecanismos que subyacen en la difusión de sus estudios. Finalmente, el estudio concluye con algunas consideraciones generales para seguir estudiando al BID.
Ⅱ. Estados Unidos y su Hegemonía3) en el BID
En primer lugar es importante señalar que el BID es una institución financiera que, aun cuando no surgió con los acuerdos de Bretton Woods en los Estados Unidos en 1944, si es parte constitutiva de la estructura financiera que emergió después de la segunda guerra mundial denominada: la Guerra Fría(1945-1989).4)
Los miembros que conforman el BID son fundamental, pero no únicamente, integrantes de países en desarrollo de América Latina y el Caribe; participan también algunos países de Europa y Asia. El total de países integrantes del BID son 48. Sin embargo, solo 26 son países de América Latina y el Caribe y 20 son países desarrollados de Europa y Asia. A los cuales se agregan Estados Unidos y Canadá.
Por otra parte, en el porcentaje del número del total de votos para la toma de decisiones de política del Banco se observa la preeminencia de los Estados Unidos. Por ejemplo, para la elección del presidente del Banco los mayores porcentajes de número de votos en la asamblea de gobernadores del BID es la siguiente: los países de la región con el mayor porcentaje son: Argentina y Brasil que tienen 11.354 por ciento cada uno; México 7.299 por ciento y Chile, Colombia y Venezuela tienen poco más del 3 por ciento del total de votos. El resto de los países del continente tiene menos del uno por ciento del porcentaje total de votos.
Por su parte los Estados Unidos tienen 30.006 por ciento de votos en el conjunto de la asamblea. Esto se traduce en que este país tiene el mayor peso en la toma de decisiones de esta institución financiera. Véase cuadro uno.

Porcentaje del poder de votos de países latinoamericanos y caribeños en la asamblea del BID: 2010, 2015 y 2019
Por otro lado, es importante señalar que los accionistas del BID están distribuidos en tres amplios grupos: por un lado, los países latinoamericanos y Caribeños que son 26; por otro, los de los países europeos y asiáticos que son 20; y finalmente los Estados Unidos y Canadá con los cuales se configuran los 48 integrantes del Banco.
Estos 48 integrantes conforman la asamblea general de gobernadores que se constituye en la máxima autoridad del BID. Esta asamblea delega sus atribuciones al director ejecutivo el cual realiza sus funciones con la participación de 14 miembros elegidos por un período de tres años (BID 2019, 3). Sin embargo, los directores ejecutivos representan a los Estados Unidos y Canadá. Las funciones fundamentales del director ejecutivo son entre las más importantes las siguientes: dirigir las operaciones diarias del Banco, establecer las políticas de la institución, aprobar proyectos, fijar la tasa de interés y, sobre todo, autorizar los préstamos solicitados al Banco.
Estas funciones son muy relevantes porque están asociadas al papel del Banco en su calidad de institución financiera que apoya con préstamos a los países de la región; sin embargo, si quien dirige estas funciones está vinculado con la hegemonía de los Estados Unidos, se puede entender el papel de la lógica de los mecanismos financieros del BID.
El cuadro uno muestra la imposibilidad de los países de la región de impulsar iniciativas que permitan lograr acuerdos en la asamblea. En primer lugar, porque los 26 países latinoamericanos integrantes del BID solo alcanzan, todos juntos, el 50 por ciento del total de votos; y en segundo lugar, porque Estados Unidos tiene el 30 por ciento del total de votos en la asamblea; lo cual le puede garantizar la hegemonía en la toma de decisiones en la asamblea. Por ejemplo, el BID en su informe 2015(BID 2015, 13) apunta que en 2012 con un número mínimo de votos necesarios se aprobó el aumento general de recursos para el capital ordinario. Sin embargo, como Venezuela y los Países Bajos no depositaron los recursos acordados, la asignación de acciones quedó disponible para otros accionistas del banco.
Los países de la región que tienen el mayor porcentaje de votos en la asamblea del BID, como ya se señaló, son: Argentina, Brasil, México, Chile, Colombia y Venezuela; pero juntos alcanzan aproximadamente poco más del 30 por ciento.
Por otro lado, una mirada más detallada a lo largo de la década estudiada muestra que en el caso de Argentina, Brasil, Chile, Colombia y México a lo largo de estos diez años avanzaron en promedio solo el uno por ciento de incremento en el porcentaje total del voto en la asamblea; en tanto que por el contrario el caso de Venezuela pasó de 5.761 por ciento en 2010 a 3.403 por ciento de su voto para 2019.5) Véase cuadro uno.
Sin embargo, aun cuando, como ya se apuntó, el BID es un organismo regional también integran el Banco miembros extrarregionales de Europa y Asia. No obstante, quienes más tienen peso en el porcentaje del voto son: de Europa: Alemania, España y Francia; y de Asia: Japón. Véase cuadro dos.
Como se observa, Japón tiene 5.001 por ciento de votos en toda la asamblea, y esta cuota la ha mantenido a lo largo de los últimos diez años. En tanto que Alemania, España y Francia han sostenido una cuota de 1.986 por ciento de votos en esta década.
De manera que, por ejemplo, con los votos de Estados Unidos y Japón, ambos consiguen más de 35 por ciento del total de votos en la asamblea de gobernadores con lo cual hegemonizan las decisiones de la política financiera al interior del BID.
El Banco, por su parte, divide los recursos de su financiamiento para América Latina y el Caribe, según los informes de 2010, 2015 y 2019, en cuatro amplios sectores los cuales se dividen a su vez en subsectores. Estos sectores incluyen una amplia diversidad de proyectos de inversión y desarrollo. Los sectores son los siguientes:
- a) Infraestructura y medio ambiente. Este sector incluye proyecto de infraestructura, en sentido estricto, pero con una mirada, según el Banco, de inclusión social e igualdad para la productividad e innovación y la integración económica(BID 2019, 14).
- b) Instituciones para el desarrollo. Para el BID, este sector apoya los esfuerzos de los países de la región enfatizando en el aprovechamiento de la innovación tecnológica y de la consolidación de la capacidad institucional del Banco(BID 2019, 13).
- c) Integración y comercio exterior. Este sector, aunque no se define de manera explícita, sus objetivos son claros: apoyar los procesos comerciales vinculados con el comercio exterior.
- d) Sector social. Este prioriza, según sus documentos, la inversión en la gente enfatizando la diversidad y la inclusión para el crecimiento económico(BID 2019, 16).
Ⅲ. El BID y el Financiamiento a la Educación
En la bibliografía especializada sobre los organismos internacionales y su vinculación con la educación se observa que existen dos amplios instrumentos para dar direccionalidad a la política educativa en América Latina y el Caribe para que esta responda a los procesos de globalización. Por un lado, se encuentran los instrumentos de financiamiento que, mediante recursos económicos, los países de la región se comprometan con las políticas globales; y por otro, están aquellos que juegan el papel de instrumentos de carácter ideológico y político para lograr dichos fines.
En el caso del BID el supuesto del que se parte es que como este organismo es un instrumento de financiamiento y su objetivo es apoyar con recursos los proyectos que contribuyan a la integración global que favorezca la acumulación de capital, se espera que este apoye significativamente a este sector.
Sin embargo, lo que los datos muestran en el análisis que se presenta en este trabajo; precisamente sucede lo contrario; es decir, el presupuesto dirigido a la educación no es significativo en el conjunto total de los recursos del Banco. En otras palabras, la educación tiene menor peso en el espectro del total del financiamiento del Banco para la región.
Como ya se apuntó en el apartado anterior, el Banco divide sus recursos en cuatro sectores; y el cuarto es el denominado sector social, en el cual se encuentra la educación y la salud. Véanse los presupuestos de estos sectores en el cuadro tres.

Número de proyectos, montos en millones de dólares estadounidenses y porcentajes aprobados por el BID para países latinoamericanos: 2010, 2015 y 2019
El cuadro tres muestra, en primer lugar, que los montos autorizados por el BID como préstamos a los países en desarrollo son de mayor cantidad en los sectores 1 de infraestructura y medio ambiente y del sector 2: capacidad institucional y finanzas que en los sectores 3 y 4 que comprenden integración y comercio por un lado y el sector social, por otro.
En segundo lugar, se observa un decrecimiento significativo de préstamos en el sector social que incluye educación, salud e inversión social. Los datos muestran una disminución que va de 22.1 por ciento de total de los préstamos en 2010 a 16 por ciento del total de los empréstitos para el año 2019.
Estos datos muestran que para el BID en una perspectiva global de su financiamiento al sector social, éste no es tan relevante como los aspectos económicos en sentido estricto, como los relacionados con la agricultura, la energía, el transporte, el turismo y la modernización del Estado, entre otros. Hay que recordar que desde los ochenta y los noventa en América Latina, la primera oleada de reformas neoliberales, marcada por el Consenso de Washington, se estableció la reforma del Estado que significaba; por un lado, que éste se adelgazara mediante los procesos de privatización de las empresas públicas porque según, los organismos internacionales, eran ineficientes; y por otro lado, disminuir su influencia en la economía como premisa básica para la reestructuración capitalista de las últimas décadas.
Por otro lado, una mirada más atenta al número de proyectos aprobados para financiamiento dirigidos exclusivamente al sector social; estos decrecen: de 29 proyectos en 2010 hasta 18 en 2019. Es decir, un tercio menos de proyectos aprobados al inicio de la década. De la misma manera, un acercamiento más detallado en relación con el subsector educativo el panorama es similar. Véase a este respecto el cuadro cuatro.

Número de proyectos, montos en millones de dólares estadounidenses y porcentajes de proyectos aprobados por el BID para el sector social: 2010, 2015 y 2019
Lo primero que se observa en el cuadro cuatro es que en una década los recursos aprobados por el BID para la educación han disminuido de manera importante en el conjunto total dirigido a este sector. Hay un decrecimiento tanto en el número de proyectos aprobados por el BID como los montos asignados a ellos.
En 2010 son 12 proyectos dirigidos a la educación con un financiamiento de 916.7 millones de dólares; para 2015 disminuye a 8 proyectos con una inversión de 890 millones de dólares que significa menos proyectos pero con una menor inversión; y finalmente para 2019 son sólo dos proyectos aprobados con una inversión de solamente 70 millones de dólares. Se observa, pues, un altísimo decrecimiento de inversión con respecto al inicio de la década.6)
Los datos del cuadro cuatro permiten afirmar que la educación en término de financiamiento, para el BID no es una prioridad en el conjunto de los proyectos financiados por esta institución en el continente; por lo menos a lo largo de esta última década. De manera que cabe preguntarse: ¿En dónde radica el interés del BID en el ámbito educativo; si este no está en función de los recursos totales del BID?
Ⅳ. El Papel del BID en la Educación Latinoamericana
Los organismos internacionales interesados en orientar a las políticas educativas en la región hacia los objetivos de la globalización7) que enfrenta América Latina han diseñado dos lineamientos generales que se pueden observar tanto en sus objetivos como en sus mecanismos; por un lado, está el establecimiento de regulaciones legales legitimadoras a nivel internacional para que éstas puedan ser puestas en marcha en la región; y por otro, la imposición de mecanismos de orden financiero, en particular, los condicionamientos para lograr recursos para proyectos educativos.
Con respecto a las regulaciones señaladas, estas se constituyen en compromisos que se acuerdan en las reuniones internacionales a las que son convocados los países integrantes de dichos organismos. En estos plenos se pueden identificar los siguientes mecanismos:
- a) El establecimiento de una agenda internacional resultado de las conclusiones de las reuniones a las cuales asisten sus miembros.8) Hay que señalar que el antecedente de las agendas son la difusión de los documentos que presentan diagnósticos que muestran los intereses globales de los países desarrollados. De aquí la importancia de los documentos que diversos organismos internacionales publican y difunden.
- b) La conformación de la agenda internacional, por su parte requiere la integración de comisiones de diversa índole cuyo papel es coordinar los esfuerzos para dirigirlos hacia los objetivos que exige el desarrollo del capital internacional (Jackobi y Martens 2017; Shuller 2007).9)
Dale y Robertson, (2007) por su parte, identifican otros mecanismos más finos para orientar la educación de los países en desarrollo, dentro de los cuales importa aquí uno, muy relevante denominado: diseminación10) que consiste en la difusión de objetivos, propuestas y recomendaciones a los gobiernos para impulsarlos en sus países.
En esta perspectiva es que el BID juega un papel muy importante porque hace recomendaciones, sugerencias y propuestas basadas en experiencias exitosas que difunde en sus diversas publicaciones entre las cuales se destacan, por su importancia: los Documentos de trabajo, los Documentos para discusión y las Notas técnicas que se encuentran para consulta libre en su página web.
Los primeros son análisis y estudios que abordan diferentes aspectos de la educación con la finalidad de ser borradores para discusiones posteriores con los involucrados; los segundos, son estudios que buscan abrir diálogos con las autoridades educativas de los países de la región. Estos documento suelen presentar un diagnóstico y algunas propuestas de solución; y los terceros son, en sentido estricto, estudios basados en investigaciones empíricas cuyo objetivo es alinear sus resultados hacia los objetivos del BID.
El Banco, por su parte, se considera, asimismo, como un organismo con liderazgo internacional en: “…la formulación de políticas de desarrollo en ámbitos que van desde el sector académico hasta las organizaciones de la sociedad civil” (BID 2010, 6).
En 2010, el BID creó un instrumento constituido como dispositivo de investigación y análisis denominado: Mecanismo Independiente de Consulta e Investigación (MICI). Este se conforma como un foro de consulta que funciona en dos etapas: una de consulta o solución de problemas y la otra de verificación de los procesos de instrumentación de sus recomendaciones y propuestas. En esta lógica se ha constituido un panel de expertos que investiga el cumplimiento de las políticas del BID.
El BID señala: “El MICI funciona de manera independiente de la administración del BID, que diseña y supervisa la ejecución de los proyectos…” “El MICI [en esta perspectiva] allana el camino para un diálogo más abierto con la sociedad civil. Este ofrece… al BID… una manera de revisar el impacto de las operaciones financieras de la institución en sus países miembros…”(BID, 2010, 21).
Sin embargo, hay que recordar que este papel del BID ya tiene larga data. Por ejemplo, el Programa de promoción de la Reforma Educativa en América Latina(PREAL) es un proyecto regional administrado por el BID que se instauró desde 1995 durante la primera ola de reformas educativas en la región. Su propósito central es monitorear las políticas educativas en diferentes países de la región. Tiene una variedad de publicaciones cuyo objetivo es divulgar el funcionamiento de los diferentes sistemas educativos para que puedan servir de referencia para otros países latinoamericanos (Krawczyk 2002, 655)
Importa aquí señalar que esta diversidad de publicaciones del PREAL permite, en parte, explicar que el BM, por ejemplo, disminuyera sus publicaciones desde los noventa. Estas publicaciones son: Documentos de trabajo, Políticas, Mejores prácticas, formas y reformas de la educación, PREAL informa, Informes y Boletines, además de Libros
Conviene apuntar que, sin embargo, el BID es solo una entre otras de las entidades que impulsan con sus documentos la direccionalidad de la educación en la región; porque están también los que se derivan de la ONU como la UNESCO, la Organización de las Naciones Unidas para la Infancia(UNICEF), por ejemplo, y en particular para la región la Oficina Regional para la Educación en América Latina y el Caribe(OREALC).
De manera que la diseminación a la que aluden Dale y Robertson(2007) se basa precisamente en las recomendaciones de los expertos que analizan las experiencias exitosas que promueve el BID, y que por otro lado, en el contexto global, se ven necesariamente involucrados diversos países de la región.
Los documentos que elabora, pública y difunde el BID tienden a privilegiar las políticas de evaluación para asegurar el carácter legitimador de sus objetivos como institución financiera. Así que, con su retórica económica, según el BID, los países de la región pueden enfrentar los riesgos que conllevan los cambios que exige el desarrollo del capital.
Por otro lado, se observa en su producción intelectual la sistemática aplicación de la lógica de costo beneficio en la política que impulsa tanto con su financiamiento como con sus recomendaciones y sugerencias a los gobiernos latinoamericanos. Por ejemplo, cuando problematiza la cuestión de la política salarial como uno de los principales problemas de la política educativa el fenómeno lo ubica en el ámbito de la gestión presupuestal de los recursos dirigidos a la educación(Vid. Arcia y Gargiulo 2010); pero no lo analiza desde el punto de vista del deterioro de las condiciones económicas que enfrentan los docentes latinoamericanos.
Las principales preocupaciones del BID, desde sus documentos difundidos en su página web se centran fundamentalmente en tres amplios campos problemáticos:
- a) Cómo optimizar la eficacia de los recursos(Vid. Álvarez et al. 2018; Pacheco at al. 2016; Arce 2016; Aguilar y Siza 2010).
- b) Cómo maximizar el rendimiento escolar (Vid. Valverde y Näslund-Hadley 2011; Arias y Cristia 2014; Frisancho 2019).
- c) Cómo hacer más eficiente los sistemas de rendición de cuentas (Severin Peirano y Falck 2012; Severin 2011).
Estas tres preocupaciones del BID se pueden observar en las tendencias de los documentos que el Banco denomina Notas técnicas a lo largo de la década estudiada. Véase cuadro cinco.
Como se observa en el cuadro cinco la mayoría de los documentos presentan diagnósticos que buscan identificar problemáticas pero también documentos que apuntan sugerencias para mejorar los procesos educativos y rara vez son estudios de carácter crítico que muestren las debilidades estructurales de la región.
La producción intelectual del BID manifiesta su posición frente a los problemas educativos en la región cuya direccionalidad se centra en el financiamiento asociado a dos de sus principales fines; la gestión de recursos para eficientarlos; y diversos estudios de casos nacionales en la región que recuperan experiencias exitosas. Sus propósitos, por otro lado, no siempre declarados, son demostrar sus afirmaciones sustentadas en la idea: costo-beneficio.
Por otra parte, muchos de esos documentos presentan diseños de diversos indicadores que buscan legitimar los procesos de instauración de la evaluación en los diversos aspectos que configuran la educación latinoamericana. Esto puede explicar que en sus publicaciones no se encuentren cuestionamientos a las políticas adoptadas y puestas en marcha como resultado de sus recomendaciones. Antes bien, el BID las elogia, en términos de sus resultados que coinciden con sus políticas.
Asimismo, según sus publicaciones, los problemas que enfrentan los sistemas educativos latinoamericanos son atribuidos a inadecuadas interpretaciones de sus sugerencias y recomendaciones y; en el mejor de los casos a obstáculos desfavorables de carácter social predominantes en la región (Cfr. Krawczyk 2002); por ello el BID ofrece orientación para resolverlos; pero sus estudios no ofrecen una perspectiva que muestre la dependencia de la región con respecto a las economías más desarrolladas.
Sin embargo, a pesar de todo, no existe en sus documentos una tendencia monolítica sino más bien se observa una posición hegemónica en relación con las directrices que el BID recomienda a los gobiernos latinoamericanos. Su papel en esta dimensión tiene dos directrices:
- a) Una de carácter financiero ya que es una institución que ofrece apoyos económicos a sus países miembros.
- b) Y dos, de apoyo técnico derivado de la investigación que realiza que le permite orientar la política educativa en la región.
Ⅴ. Consideraciones Finales
Este análisis de carácter descriptivo, en primer lugar, muestra la hegemonía que Estados Unidos tiene en la dirección de las actividades del BID, que aun cuando puede no ser un hallazgo relevante, el estudio lo documenta con base en sus propios informes en la década revisada. El estudio también identifica que a pesar de la relevancia que el BID tiene en el continente; su preocupación con respecto a la educación no se refleja en los montos que, en calidad de préstamos, dirige a los países de la región, por lo menos en la década estudiada.
Se puede observar que si bien su preocupación por la educación no se muestra en términos de financiamiento si se refleja en su política de investigación en la región. Este hecho se percibe en las publicaciones que difunde en su página de internet; lo cual le permite difundir sus perspectivas y sus objetivos a todos los países del continente e incluso del mundo.
Este papel de relevancia intelectual asociado a sus directrices le permite asesorar a las autoridades educativas de la región a través de un organismo que creó en esta década: el MICI. Esta herramienta le proporciona al BID la posibilidad de incidir en las directrices de la política dirigida a la región porque; por un lado, sus propuestas tienden a alinearse a la lógica de costo-beneficio; y por otro, sus directrices en general, coinciden con las definiciones de otros organismos internacionales como por ejemplo, el BM y particularmente la OCDE.
Finalmente, aun cuando el objetivo del estudio fue muy general, los hallazgos; si bien documentan la importancia que el BID otorga a la educación, aún falta estudiar y profundizar en tres amplios ámbitos de este fenómeno regional: uno, las repercusiones que la política del BID, a través de su financiamiento a los países de la región, ha tenido en el continente desde su creación en 1959; dos, analizar los alcances de sus políticas a través de sus investigaciones y la puesta en marcha de proyectos dirigidos a la educación latinoamericana a lo largo de su historia; y, tres, la realización de estudios comparativos en la región que permitan evidenciar los resultados de su injerencia intelectual en el tema educativo, entre otros.
Acknowledgments
Sociólogo y Dr. en Estudios Latinoamericanos (UNAM). Su línea de investigación se centra en el estudio y el análisis de las políticas internacionales y las reformas educativas en América Latina. Asiste regularmente a los congresos de la Sociedad Latinoamericana de Estudios sobre América Latina y el Caribe (SOLAR), la Federación Internacional de Estudios sobre América Latina y el Caribe (FIEALC), la Western Social Science Association, entre los más importantes. Publica artículos de investigación sobre temas educativos en la Revista Mexicana de Investigación Educativa y en la Revista Latinoamericana de Estudios Educativos, entre otras. Este manuscrito no ha sido publicado con anterioridad; ni está en proceso de evaluación en alguna revista.
Notes
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